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No erremos


ERRÁIS, IGNORANDO LAS ESCRITURAS Y EL PODER DE DIOS

(Mt.22:23-33)

Esta fue la respuesta de Cristo a los saduceos líderes de una secta religiosa de su tiempo. Los saduceos eran grandes terratenientes y formaban parte de la alta aristocracia sacerdotal, contralaban el templo y muchos asuntos políticos, no creían en la resurrección ni en ángeles ni en las cosas sobrenaturales.

Ellos vienen a Jesús para hacerle una pregunta referente al matrimonio hebreo que proporcionaba protección económica y social a las viudas en una sociedad que no creaba espacios para ellas. Según esta provisión, un soltero debía casarse con la viuda de su hermano para levantarle descendencia. En el tiempo de Jesús aún se mantenía vigente esta ley.

Los saduceos presentan un caso hipotético en extremo. Siete varones mueren sin dejar descendencia y, finalmente, la viuda muere también. En la resurrección, ¿De cuál de ellos será mujer? A esta pregunta Cristo responde: ‘erráis, ignorando las Escrituras y el Poder de Dios, porque en la resurrección, ni se casarán, ni se darán en casamiento sino serán como los ángeles de Dios en el cielo’.

¿Cómo es que estos saduceos ignoraban enseñanzas tan básicas de las Escrituras como la resurrección, los ángeles, el infierno y lo sobrenatural? El ser religioso no garantiza conocer el Plan de Dios. Jesús dijo ‘Escudriñar las Escrituras porque ellas dan testimonio de mi’.

Vivimos en un mundo convulsionado y de incertidumbres, en medio de una sociedad que ha abandonado los parámetros morales y los principios cristianos. Pretendiendo ser sabios en nuestra opinión hemos perdido el rumbo y como bien dicen las Sagradas Escrituras: ‘Hay caminos que al hombre le parecen derechos, pero su fin es camino de muerte’.

Cuando las bases de la familia han sido socavadas, cuando la falta de respeto por las autoridades establecidas es evidente cada día, cuando la confusión religiosa y el surgimiento de nuevas sectas genera incertidumbre. Todo esto provoca el descontento generalizado de la gente. Cuando ocurren todas estas cosas se hace necesario volver a los parámetros de Dios, debemos considerar lo que dice la Escritura. En medio del caos y confusión todavía se escucha al apóstol Pedro diciendo (1ª Pedro 1:19): “tenemos también la Palabra Profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra el lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones”. También el Apóstol Pablo dijo (2ª Tim.3:16): “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir y para instruir en justicia”

Las Sagradas Escrituras deben ser el fundamento de una sociedad para que ésta tenga normas sólidas establecidas por Dios.

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