Elementos que constituyen la parte inmaterial del hombre
Hay una pregunta que ha unido y separado a los teólogos de todas las generaciones ¿Es el hombre un ser dicótomo (que tiene 2 partes: material e inmaterial, con la suposición de que el alma y espíritu son una misma cosa) o es un ser tricótomo (cuerpo, alma y espíritu)?
Todos concederían de inmediato que, desde cualquier punto de vista, no hay la misma amplitud de distinción que se observa entre cuerpo y alma, o entre cuerpo y espíritu, en el caso de espíritu y alma. Una verdadera y profunda distinción se implica muchas veces entre alma y espíritu; sin embargo, muchas veces se usan los dos términos como sinónimos. Así que la controversia está entre los que quedan impresionados con las distinciones y los que se impresionan con las similitudes.
Haríamos bien en reconocer que, cuando uno lo demanda, la Biblia les asigna a estos dos términos distintos significados; y cuando no se tiene en cuenta la distinción específica, la Biblia lo emplea en forma intercambiable. En otras palabras, la Biblia apoya tanto la dicotomía como la tricotomía. La distinción entre el alma y el espíritu es tan incomprensible como la misma vida; y todos los esfuerzos que hacen los hombres para establecer definiciones tendrán que ser siempre insatisfactorios.
Para confirmar lo que se acaba de decir respecto al uso que se les da en la Biblia a estos términos, se puede notar lo siguiente:
el término espíritu se usa libremente para indicar la parte inmaterial del hombre (Comp. 1 Co. 5:3; 6:20; 7:34; Stg. 2:26);
y el término alma se emplea también de la misma manera (Comp. Mt 10:28; Hch.2:31; 1 P.2:11;
véase el uso paralelo de estos términos en Lc.1:46,47).
De igual manera, las mismas funciones generales se atribuyen tanto al alma como al espíritu (Comp. Mr.8:12; Jn. 11:33; 13:21 con Mt. 26:38; Jn.12:27. Comp.2 Co.7:1 con 1 P. 2:11; 1 Ts. 5:23; He. 10:39. Comp. Stg.5:20 con 1 Co. 5:5. Obsérvese también Mr. 8:36, 37; 12:30; He. 6: 19; Stg. 1:21).
Sobre los que parten de esta vida, a veces se dice que son almas y otras veces que son espíritus (Gn. 35:18; 1 R. 17:21; Mt. 27:50; Jn.19:30; Hch.2:27, 31, 7:59; He.12:23; 1 P.3:18; Ap. 6:9; 20:4).
Los que basan sus conclusiones sobre estas generalidades han afirmado que la Biblia enseña solamente la dicotomía. Pero contra esa posición está la verdad de que muy a menudo estos términos no pueden utilizarse intercambiablemente. En este punto debe observarse que existe la más estrecha relación entre el espíritu humano y el Espíritu Santo. El Espíritu Santo obra en el espíritu humano y por medio de él; pero esto no puede decirse con respecto al alma. “El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios” (Ro. 8:16).El alma puede perderse, pero no se afirma eso del espíritu (Mt. 16:26).
Los tres pasajes bíblicos importantes que distinguen entre alma y espíritu son los siguientes:
1 Co. 15:44; 1 Ts. 5:23; He. 4:12
La distinción entre espíritu y alma, a la cual hemos hecho referencia, se puede describir mejor en palabras de Oehler (Old Testament Theology, Vol. I, pág. 217): “El hombre no es un espíritu, sino que tiene un espíritu. Él es un alma… En el alma, que brota del espíritu, y que existe continuamente por medio de él, descansa la individualidad; en el caso del hombre, su personalidad, su yo, su ego”. Él llama la atención a las palabras de Eliú que se encuentran en Job 33:4: “El espíritu de Dios me hizo”, es decir, ordenó la existencia del alma; “y el soplo del Omnipotente me dio vida”, es decir, le puso energía y fortaleza al alma, en existencia continua. Eso lo hizo el Omnipotente, a cuyas manos se rinde el espíritu que Él sopló, cuando el alma parte de nosotros, o es tomada de nosotros (1 R.19:4).
Espíritu en hebreo es: rúakj y en griego es: pneúma
Alma en hebreo es: néfesh y en griego es: psujé