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Los atributos de Dios


Son las perfecciones de Dios. Las características distintivas de Dios.

Un atributo es una propiedad que es intrínseca al que posee dicho atributo. Es aquello por lo cual es distinguido o identificado.

La totalidad de la esencia divina está en cada atributo y el atributo pertenece a la totalidad de la esencia. Los atributos pertenecen eternamente a la esencia.

Los atributos de Dios se pueden dividir en dos categorías: Atributos comunicables y atributos incomunicables

Atributos comunicables o transferibles:

Los llamados atributos comunicables son aquellos que en grado limitado se encuentran en los seres creados

a. OMNISCIENCIA:

El intelecto humano tiene su correspondiente característica en Dios; pero en referencia a Dios éste se denomina propiamente omnisciencia. Obviamente, una vasta diferencia existe entre los dos. El intelecto humano es apenas algo más que la capacidad o la disposición para adquirir conocimiento, el cual después de adquirido, cuando se compara con la omnisciencia, es inferior hasta lo elemental, mientras que el entendimiento de Dios es todo inclusivo e infinito.

Hay dos medidas evidentes del conocimiento divino:

1.- Omnisciencia, que incluye todas las cosas acerca de Dios mismo y todas sus obras y,

2.-Presciencia, que puede ser limitada a las cosas específicamente preordenadas.

La omnisciencia de Dios comprende todas las cosas pasadas, presentes y futuras (Ro. 4:17; Is 46:10; Hch 15:18).

b. SENSIBILIDAD:

Esta expresión introduce el segundo elemento de la personalidad. Tanto el uso filosófico como el teológico de la palabra sensibilidad incluye las formas más elevadas de sentimiento y representa los deseos racionales y morales. Aunque existe una diferencia de grado y de pureza esencial entre la sensibilidad humana y la divina, la realidad de la sensibilidad divina no puede dudarse.

En las palabras de Cristo al Padre: “Porque tú me amaste desde antes de la fundación del mundo”, y las palabras de Cristo a los hombres: “Porque de tal manera amo Dios al mundo”.

c. SANTIDAD:

La santidad de Dios es activa. Como motivo primordial, ésta estimula todo lo que Él hace; por lo tanto Él es justo en sus caminos. Aunque Él es infinitamente Santo, Dios no obstante mantiene una relación con las criaturas que cayeron en pecado; Él no permanece indiferente, separado de Sus criaturas, sino que está vitalmente cerca de ellas.

La santidad de Dios es intrínseca, no creada, y sin mancha, ésta puede observarse en toda actitud divina y en cada acción de Dios. No tan solamente comprende la devoción de Dios hacia lo bueno, sino que también es la base misma y la fuerza de su odio hacia aquello que es malo. Por lo tanto, en la santidad divina existe la capacidad para reaccionar hacia otros que es tanto positiva como negativa.

Pasajes bíblicos que declaran la santidad de Dios: Ex 3:5; Lv 19:2; 1 Sm 2:2; Job 15:15; Sal 22:3; Sal 47:8; Is 57:15; Ap 4:8; Ap 6:10.

d. JUSTICIA:

Esta es una expresión legal y se refiere al carácter esencial del gobierno divino en esa elevada y armoniosa excelencia hacia lo cual dicho gobierno avanza. Debemos reconocer aquí que Dios tiene el derecho absoluto y la autoridad sobre Sus criaturas. En su rebelión contra Dios, la criatura ha rehusado orgullosamente reconocer la verdad acerca de la autoridad y el derecho del Creador. Dios pudo según Su placer, haber creado o no, Él pudo haber creado otra clase de seres y pudo no haber creado aquellos seres que creó. Él tiene el perfecto derecho de disponer de todas Sus obras como le plazca. Si se piensa en esto con detenimiento se haría evidente que el lugar correcto del hombre es el de una criatura sometida y que el destino más elevado del hombre será alcanzado, no resistiendo al Creador sino por medio de una conformidad absoluta a Su voluntad. Debido a que la autoridad del Creador es absoluta, es una causa superlativa (preeminente-superior) de gratitud que Dios es perfecto en justicia. ¡Qué miseria tan grande sería para la criatura si fuese de otro modo!

Las escrituras dan testimonio de la justicia de Dios: 2 Cro 19:7; Job 4:17; Sal 19:9; Sal 89:14; Is 45:21; Hch 17:31; Ap 15:3.

e. AMOR

La Biblia nos dice que Dios es amor (1Jn 4:8). Dios no ha adquirido el amor, ni tampoco mantiene el amor por medio de su esfuerzo; esta es la estructura de Su propio ser. Él es la fuente inagotable de todo amor.

Sin el atributo del amor Dios no sería lo que es. Como ningún otro atributo, el amor es el motivo primordial de Dios, y para satisfacer Su amor toda la creación ha sido formada. Es debido al hecho que Dios no necesita nada para lo cual tenga que depender de otro ser, que Él siempre está derramando e impartiendo Su amor. El amor de Dios tuvo su manifestación perfectamente en la muerte de Cristo (Jn 3:16; Ro 5:8; 1 Jn 3:16). Este no es un simple afecto, sino que es una libre elección de Dios que puede ser reconocida en todo lo que Él hace. “Dios es amor”.

f. BONDAD:

Este atributo, si se contempla como aquello que está dentro de Dios, está estrechamente ligado a Su santidad; si es contemplado como algo que procede de Dios, está estrechamente relacionado al amor. La infinita bondad de Dios es una perfección de Su ser, que caracteriza Su naturaleza y es en sí la fuente de todo aquello que en el universo es bueno. Las expresiones específicas empleadas para describir la bondad de Dios son:

- La benevolencia, que es la bondad en su sentido genérico, pues comprende todas las criaturas y asegura el bienestar de ellas;

- Misericordia, que es la bondad de Dios ejercida a favor de la necesidad de Sus criaturas;

- y gracia, que es el acto gratuito de Dios por aquellos que carecen de méritos, cuya libertad de acción ha sido asegurada a través de la muerte de Cristo. (Efesios 2:4, 5 ; 2 Co. 1:3).

g. VERDAD:

El carácter de Dios entra en consideración cuando se le llama el Dios de verdad. Él no tan sólo manifiesta y confirma aquello que es verdad, sino que también permanece fielmente en Su promesa, y ejecuta toda advertencia y todo presagio que ha hecho.

Fuera del elemento de verdad en Dios no podrá haber certeza de clase alguna en esta vida, y los seres humanos andarían en gran perplejidad sin saber su procedencia ni su destino. Sin la verdad en Dios, una revelación es solamente una farsa. Por el contrario, como la Biblia afirma, “Sea Dios veraz mas todo hombre mentiroso” (Ro. 3:4 ; Sal 12:6; Num. 23:19; He. 10:23;Jn. 14:6).

h. VOLUNTAD:

La voluntad es aquello en Dios que pone en acción todo lo que Él ha diseñado. Es la capacidad de autodeterminación. Esto lo hace la Biblia en todas partes. Desde el comienzo hasta el fin, habla de la voluntad de Dios, de sus decretos, propósitos, consejos y mandamientos.

La voluntad es no sólo un atributo esencial de nuestro ser espiritual, sino que es una condición necesaria de nuestra personalidad. Sin el poder de autodeterminación racional seríamos tanto una mera fuerza como la electricidad, el magnetismo, o el principio de la vida vegetal. Por ello, sería degradar a Dios por debajo de la esfera del ser que nosotros mismos ocupamos, como criaturas racionales, si le negáremos la capacidad de autodeterminación; de actuar o de no actuar, según su beneplácito. (Jn. 1 :13; Ro. 8:27; 12:2; 1 Co.. 1:1; Ef. 1:5).

i. OMNIPOTENTE:

En Gn. 17:1 se dice: “Yo soy el Dios Todopoderoso”. El profeta Jeremías exclama: “¡Oh Señor Jehová! He aquí que tú hiciste el cielo y la tierra con tu gran poder, y con tu brazo extendido, y no hay nada que sea demasiado difícil para ti” (Jer. 32:17). De Dios se declara que creó todas las cosas con el aliento de su boca, y que sostiene el universo por su palabra. Nuestro Señor dijo: “Para Dios todo es posible” (Mt. 19:26). Mucho antes, el Salmista había dicho: “Nuestro Dios está en los cielos: Todo lo que quiso ha hecho” (Sal 115:3). Y también: “Todo lo que Jehová quiere, lo hace, en los cielos y en la tierra, en los mares y en todos los abismos” (Sal 135:6).

Atributos inherentes no comunicables

La presente clasificación de los atributos incluye aquellos que son claramente inherentes y estos completan la lista de los predicados que caracterizan a Dios. Estos describen la esencia de Su Ser. Estos no son comunicados a otros seres.

a. SIMPLICIDAD:

Por medio de esta expresión se afirma que el Ser divino es simple, sin mezcla, puro e indivisible. El hombre es un complejo de espíritu y materia. Los ángeles si no tienen cuerpo adaptado al medio ambiente en el cual existen, estarían más cerca del ideal de la simplicidad divina que los hombres, pero aún carecen de la perfección de la simplicidad que solamente Dios posee. La complejidad no es el ideal más elevado en cualquier ser. Así como en las obras de arte, entre más simple una cosa es, más satisfacen y permanecen sus propiedades. Así es con Dios. Siendo Él el Perfecto, debe ser adorado como la finalidad y la infinidad de la simplicidad.

b. UNIDAD:

La relevancia teológica de la palabra unidad en cuanto a Dios se refiere es que Dios es una esencia. El trinitarianismo no es triteísmo. Los unitarios no son mas defensores de la doctrina de la unidad divina que los trinitarios. “Jehová nuestro Dios, Jehová uno es” (Dt. 6:4). Toda la Biblia enfatiza el hecho de la unidad de Dios y en ninguna parte más que en el Decálogo. De igual manera está escrito: “Ved ahora que yo, soy yo, y no hay dioses conmigo” (Dt. 32:39). “Así dice Jehová, Rey de Israel, y su Redentor, Jehová de los ejércitos: Yo soy el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios” (Is. 44:6); “Y que no hay más que un Dios” (1 Co. 8:4). Este tema sublime no podría expresarse de manera más convincente y adecuada que como aparece en el credo de Atanasio.

Allí se declara “que adoramos a un Dios trino, una trinidad en unidad; sin confundir las personas ni dividir la substancia; pues hay una persona del Padre, otra la del Hijo, y otra la del Espíritu Santo; pero la Deidad del Padre, la del Hijo, y la del Espíritu Santo es toda una, la gloria es igual, la majestad es coeternal. Así que el Padre es Dios, el Hijo es Dios, y el Espíritu Santo es Dios, y aún así no hay tres dioses, sino un Dios”.

c. INFINIDAD:

Dios es infinito y, por lo tanto, no es finito. El hecho de la infinidad de Dios se relaciona a todos los atributos en que ellos son lo que son en grado infinito, o sin terminación. Dios trasciende todas las limitaciones impuestas por el tiempo y el espacio. Él no puede ser aprisionado ni por el tiempo ni por el espacio. De la misma manera Él conoce todas las cosas perfectamente.

Dios ha sido llamado “El Absoluto” que es un esfuerzo por expresar el hecho que Él existe eternamente sin ninguna causa fuera de Sí mismo y que solamente Él es la causa suficiente de todo lo que es.

d.ETERNIDAD:

Por medio de la palabra eternidad se expresa la relación que Dios sostiene con la duración. Dios, siendo el Autor del tiempo, no está condicionado a éste en manera alguna. Él es libre de actuar en relación al tiempo, es igualmente libre de actuar fuera de las limitaciones de éste. Actuando dentro del tiempo Él dijo a Abraham: “¿Hay para Dios alguna cosa difícil? Al tiempo señalado volveré a ti, y según el tiempo de la vida, Sara tendrá un hijo” (Gn. 18:14). Y nuevamente: “Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envío a Su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley” (Ga. 4:4).

La palabra eternidad se usa de dos maneras:

1.- Para describir aquello que es ya de la eternidad pasada, o que pertenece a la eternidad futura. La creación no tiene parte en la eternidad pasada, ya que tuvo un principio. Por otra parte, tanto los hombres como los ángeles tienen cierta relación con la eternidad futura, ya que ellos nunca dejarán de existir.

2.- La eternidad es la manera más adecuada de describir el concepto de lo que es eterno. Es en este aspecto de la eternidad que se designa a Dios como el “Dios eterno”. Él es desde la eternidad y hasta la eternidad. El problema en cuanto a cómo se dispone del tiempo en al eternidad está más allá del entendimiento de la mente finita. Así mismo, es de poca consecuencia el especular tocante a como y de qué manera el tiempo comenzó. La pura idea de la eternidad es demasiada amplia para el pensamiento humano.

e. INMUTABILIDAD:

La inmutabilidad es el estado o cualidad de ser aquello que “no es capaz de experimentar cambio, ya sea por aumento o disminución, desarrollo o evolución propia; inalterable; invariable; permanente; como, Dios es inmutable”.

Dios no está sujeto a cambio alguno no importa cuál sea la esfera de relaciones. El no podría ser menos de los que es, y, debido a que Él llena todas las cosas, Él no podría ser más de lo que es. Él no puede ser removido de ningún lugar, ni esta Su conocimiento ni su santidad sujetos a variación. La Escritura declara: Sal. 102:24-27; Is. 46:9,10; Mal. 3:6; Stg 1:17.

f. OMNIPRESENCIA:

No es en ningún modo razonable para la mente finita el suponer que ésta puede entender el aspecto divino de la omnipresencia. Las palabras del salmista expresan: “Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí; alto es, no lo puedo comprender” (Sal. 139:6). Las escrituras abundan en declaraciones concernientes a la omnipresencia divina, y ningún pasaje es más directo y concluyente que el Salmo 139: 7-12. También puede añadirse Amos 9:2.

g. LA SOBERANÍA DE DIOS:

Muchos escritores omiten la soberanía de los atributos de Dios. Esta es más propiamente una prerrogativa de Dios que un atributo y debe toda su realidad a las perfecciones divinas que han sido nombradas. (Sal 115:3; Dn 4:35; 1 Cr 29:11; Sal 24:1; Ez 18:4; Is 45:9; Mt 20:15; Ef 1:11; Ro 11:36).

En base de este y otros pasajes similares de la Escritura queda claro que la soberanía de Dios es universal. Se extiende a todas sus criaturas, desde la más excelsa a la más ínfima. Que es absoluta. No se pueden poner límites a su autoridad. Él hace su beneplácito en las huestes del cielo y entre los moradores de la tierra.

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