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El compromiso a medias no sirve


Hace años, el presidente de los Estados Unidos de América, Theodore Roosevelt, hizo este llamado a comprometerse: "No es el crítico lo que cuenta; no es el hombre que indica cómo tropezó el hombre fuerte o dónde el hacedor de obras lo pudo haber hecho mejor. El crédito le pertenece al hombre que en realidad está en el campo de batalla, cuyo rostro está desfigurado por el polvo, el sudor y la sangre, quien se esfuerza valientemente; quien se equivoca y se queda corto una y otra vez, porque no hay esfuerzo sin error y deficiencias, quien verdaderamente intenta hacer la obra; quien conoce el gran entusiasmo, la gran devoción y se desgasta por una causa digna; quien, en el peor de los casos, si falla, por lo menos falla mientras se atreve con grandeza. Es mucho mejor atreverse a hacer cosas grandiosas, lograr triunfos gloriosos, aunque estén seguidos de fracasos, que estar junto con aquellos espíritus pobres que ni disfrutan ni sufren mucho porque viven en un crepúsculo gris que no conoce ni la victoria ni la derrota".

El apóstol Pablo es un ejemplo de ello, él verdaderamente no vivía en una zona gris. Reconoció que su batalla en la carrera cristiana era en contra de un formidable enemigo, el mismo enemigo que se esforzó en resistir a Dios en su propio cielo, y que resistió al hombre en su inocencia en el huerto del Edén. Es más, este enemigo trató de detener el nacimiento, la vida y resurrección de Cristo. Ahora trata de destruir a la iglesia y obstaculizar el servicio comprometido de los creyentes. En el futuro instigará una rebelión mundial en contra de Cristo.

Debemos aprender a reconocer y a entender el significado de la estrategia de este enemigo, a estar preparados para la batalla y fortalecer nuestro compromiso con Dios.

DUDA: Satanás trata de socavar el carácter y la credibilidad de Dios porque quiere que usted dude de Él, de su Palabra y su poder. Con esa trama tuvo éxito al hundir a toda la raza humana en el pecado. La serpiente astuta cuestionó la Palabra de Dios diciéndole a Eva: "¿De veras Dios os ha dicho...?" (Génesis 3:1).

PERSECUCIÓN: Satanás no solo usa la duda sino también las dificultades. A menudo usa la persecución como su arma principal. Recuerdo a un hombre que me dijo que trató de hablarle a su hermano acerca de su fe en Cristo. Y mientras que le mostraba su Biblia y comenzaba a hablarle de ella, él la tomó y la arrojó por el cuarto diciéndole: "¡No te atrevas a ponerme ese libro en mi cara!".

FALSA ENSEÑANZA: Con frecuencia hablo con personas que han sido cristianas por mucho tiempo pero saben muy poco de lo que dice la Biblia. Uno de estos individuos no sabía lo que es santificación. Otros dicen: "¿En qué debo creer? Estoy tan confundido". Creo que la confusión es, en parte, un complot de Satanás para frustrar a los cristianos. ¿Por qué hay tanta enseñanza de lo que los cristianos están en desacuerdo? Una razón es porque muchos maestros llegan a lo que ellos creen que es la verdad por intuición o experiencia mística. Esa práctica ha penetrado a nuestras iglesias hoy en día.

AUTOSUFICIENCIA: Satanás quiere que creamos que somos autosuficientes y por lo tanto nos insta a confiar en nuestros propios recursos y capacidades, en lugar de hacerlo en Dios. En el Antiguo Testamento él usó este esquema contra David: "Satanás incitó a David para que hiciese un censo de Israel" (1 Crónicas 21:1-2). David quería averiguar qué tan fuerte era. Pero Dios le dijo que eso era un pecado terrible, porque su fortaleza no dependía del número de tropas, sino de Dios.

Frente a la astucia de Satanás quien nos tienta con la duda, dificultades, falsa enseñanza y autosuficiencia, nos preguntamos: ¿Cómo debo enfrentar los ataques de Satanás? ¿Cómo debo resistir todas sus estrategias complejas y sutiles? Lo maravilloso es que se puede hacer frente a todos sus ataques de una manera sencilla: Poniéndose toda la armadura de Dios (Efesios 6:13). No se concentre en lo que el diablo está haciendo, sino en lo que usted debe estar haciendo de acuerdo con la Palabra. No interesa que sepa exactamente cuándo y cómo Satanás esté planeando cada ataque. Lo que realmente importa es que usted se ponga su armadura. Si lo hace, estará listo para la batalla. Y estará demostrando una vida de total compromiso con Dios.

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