La doctrina de la Revelacion
La palabra "revelación" significa intrínsecamente "quitar el velo para dar a conocer lo que era previamente desconocido". En la teología judeocristiana, la palabra se usa primariamente para referirse a las comunicaciones de la verdad divina que Dios da al hombre, esto es, la manifestación de sí mismo o de su voluntad.
Se debe distinguir entre:
1) Revelación general o universal: esto es, revelación en la naturaleza, en la historia y en la conciencia, y
2) Revelación especial o particular: esto es, revelación redentora llevada a cabo por medio de palabras y hechos maravillosos.
Revelación General
Dios se revela a través de la naturaleza (Salmos 19:1-6; Romanos 1:19-23).
Debe observarse, en relación a esto, que la revelación de la naturaleza no presenta nada en cuanto a la gran necesidad y al hecho de la redención. El mundo pagano, fuera de la revelación específica, llega a un débil reconocimiento de un Ser Supremo; pero la naturaleza no revela la verdad que señala Juan 3:16. Hasta que sea informado acerca de la gracia salvadora de Dios en Cristo Jesús, el pagano puede estar poseído de una excusa tocante a la redención; pero no hay indicación alguna de que esa ignorancia le favorezca en relación a la gracia salvadora de Dios.
Revelación Especial
a) Dios revelado por medio de la comunicación directa.
La revelación de Dios, a través de una comunicación directa con los hombres, es un aspecto de largo alcance. Esto incluye teofanías (una manifestación visible de Dios), visiones, sueños y la comunicación de boca a boca con la que Jehová honró a Moisés como no honró a ningún otro profeta (Números 12:8; Deuteronomio 34:10).
Estrechamente relacionada con esa forma de revelación que es directa y personal, está la experiencia de todos los que tienen comunión con Dios en oración o que reconocen su voz hablándoles a través de las Escrituras. Dios se revela a Sí mismo y Su voluntad a los que en Él esperan. Está escrito en Santiago 1:5.
b) Dios revelado a través de la encarnación.
Hay muchos pasajes de las Escrituras en relación a este asunto, pero solamente una porción de ellos pueden ser citados aquí. Juan 1:14, 18; 14:8-9; Hebreos 1:1-2.
Dios no pudo haberse acercado más, ni pudo haber revelado más claramente las maravillas de su persona. Las perfecciones de Su propósito, ni las profundidades de Su amor y Su gracia, que de la manera en que lo hizo en la encarnación, que en la extensión de Su propósito abarca la vida, enseñanzas, ejemplo, muerte y resurrección del Hijo eterno, la Segunda Persona de la Deidad.
c) Dios revelado a través de las Escrituras.
Los milagros son una revelación de Dios para aquellos que los presenciaron, pero el testimonio de ellos en la Biblia extiende su valor a todos y en todas las generaciones de los que leen el Libro Sagrado. Lo que Dios ha dicho a los hombres directamente, podría ser fácilmente olvidado y pervertido, pero la substancia y la pureza de aquellos mensajes dados cara a cara, han sido preservados en las Sagradas Escrituras. La vida y muerte de Cristo son verdades indiscutibles de la Historia, pero la divina bendición está asegurada a todos los que creen en el testimonio que Dios ha dado acerca de Su Hijo (1 Juan 5:9-12)
Puede concluirse, entonces que la Biblia es un aspecto específico y esencial de la revelación divina. Ésta, sin embargo, presenta ciertas características importantes:
1. La revelación divina es variada en sus temas: Abarca lo doctrinal, devocional, histórico, profético y práctico.
2. La revelación divina es parcial: Deuteronomio 29:29
3. En cuanto a las verdades reveladas, la revelación divina es completa: Colosenses 2:9-10; Romanos 8:29; 1 Juan 3:2)
4. La revelación divina es progresiva: Marcos 4:28
5. La revelación es, primordialmente, para redención: 2 Timoteo 3:15; 1 Juan 5:9-12
6. La revelación divina es final: Judas 3
7. La revelación divina es correcta hasta lo más íntimo: 2 Timoteo 3:16